Despues de añorar las míticas peregrinaciones sandalieras de antaño, me voy a pasar a la mar rabiosa actualidad y voy a hablar de tecnología, si no pega para cuando pegue, para algo que siempre me ha llevado por la calle de la amargura y que creo que he solucionado: los pies.
Este año me he pateado kilómetros como por un tubo con mis botas de siempre, son la típicas de goretex que te protejen hasta el tobillo (las albarcas con calcetines gordos de lana de oveja latxa solo las utilizo los domingos). El otro día hice un recuento a ojo y es increible lo que se puede andar en pocos meses.
El caso es que cuando llevaba cierto tiempo, siempre comenzaba el dolor de pies y la pausa era casi obligada, además me descalzaba y los pies se presentaban escalfados. Si forzaba el tiempo sin pausa, ya aparecían las ampollas. No me parecía normal andando tanto.
Me costó, pero decidí mandar las botas a tomar por saco y me fuí a un "Forum". Lo primero que me dijo el dependiente cuando le describí mis botas es que era masoquista.
Sus sustitutas son unas zapatillas de Goretex con buenas suelas todoterreno, no diré la marca porque siempre hay que andar cogiendosela con papel de fumar aquí,... son unas "Salomon", vaya, se me ha escapado, sorry, siempre he sido un bocarrana... De precio son mas baratas que unas botas y... todo son ventajas:
_ El pie no me queda aprisionado, sino que va suelto, a diferencia de la sensacón de axfisia de las botas.
_ Transpira mejor, por lo tanto no se me escaldan los pies.
_ El tobillo va libre, lo cual es una ventaja. El tobillo es una articulación y existe por algo, por lo que si impedimos su correcto giro con un corsé protector al modo bota alta caminaremos limitando la naturalidad propia de la anatomía humana, e incluso provocando lesiones. Aunque es cierto que esta protección puede prevenir alguna torcedura inoportuna, el Camino de Santiago no es el himalaya y conforme uno camina se le refuerzan los músculos, los tendones y las articulaciones, como el tobillo. Las torceduras generalmente se suelen dar en despistes tontos mas que caminando.
_ Son notablemente mas ligeras, diría que comparativamente pesan unos 200 gramos menos cada una. Esto no es ninguna chorrada, pues con un paso no te enteras, pero si das 40.000 en un día la diferencia es de 800 toneladas.
_ No necesitan ser domadas, al contrario que con las botas, que algunas ni con Angel Cristo en sus buenos tiempos.
_ En teoría son impermeables, en la práctica bastante cierto, y esto es clave, los píes cuanto mas secos mejor.
_ La suela tiene una banda mas blanda y cada paso amortigua, con lo que el impacto es mas suave que las rígidas botas.
_ El riesgo de que no aciertes prácticamente nulo, al contrario que con las botas te puede suceder que sean demasiado montañeras, demasiodo de invierno, demasiado pesadas,... y esas cosas.
_ Te calzas y descalzas mucho mas rápido y la regulación del apriete es mas directa. Esto también puede parecer una gilipollez, pero si uno tiene la costumbre de descalzarse durante las etapas, notará la diferencia.
_ Caminando con ellas acelero, desacelero, subo y bajo mucho mas agil que con el pegote de las botazas. En momentos de inspiracíon, parezco un correcaminos.
_ El tope de capacidad de kilómetros me ha subido sin exagerar y tirando muy bajo en 10. Por poner una cantidad, si antes eran 40, ahora son 50.
_ Los calcetines que utilizo aconsejado por Eduardo, son, en invierno de "Thermolite" y en verano "Coolmax", en invierno no excesivamente gordo y en verano cuantos mas finos mejor.
Las zapatillas tienen un problema,... aunque sean de "goretex" con lluvía al no ser bota alta, el agua puede colarse por el tobillo. La solución, excelente, es llevar polainas.
Las polainas me parecen muy prácticas, tienen el problema de que te hacen sudar la pantorrilla y con bastante calor puede hacer que dejes los pantalones hundidos y que ademas se transmita la humedad a los pies. Así que si no hace mucho, mucho frío las polainas es preferible llevarlas con pantalón corto.
Para completar la información:
Antes de irme al camino y durante un mes aproximadamente, me doy friegas de alcohol de romero a la noche y a la mañana.
Procuro entrenarme con la mochila para el Camino y con mas peso del que voy a llevar.
Cuanto mas peso cargue y mas mojados tengo los pies, mas probabilidades de que me salgan ampollas, así que siempre lo tengo en cuenta.
Aireo los pies cada par de horas (es variable), se secan, descansan y se renuevan. Y el resultado es notorio.
Curiosamente, creo que el estado de ánimo influye en las ampollas, así que procuro estar de buen humor y tranquilo.
No soy médico y hablo únicamente de mi experiencia, pero para los que sufren mas de la cuenta con los pies, quizás les pueda ser útil algo de lo expuesto.