Para mi que casi nunca hago comida, uno de los momentos mas relajante, tranquilizante y extasiante en el Camino es,... la hora del desayuno.
Quedaría mejor pegarme el pegote diciendo que me extasio admirando el cimborrio de la catedral de Zamora en el Camino de la Plata, mientras lo acribillo a fotos,... pero siempre he sido un poco simploncín.
El cimborrio no me lo pierdo, pero lo primero es lo primero: un buen desayuno.
Ruesta-Sangüesa. 23 km.
Lo que decía de hora muy apropiadamente dicho, porque mínimamente es lo que me lleva pegarme uno de esos desayunos campeones que levantaría, por ejemplo, la arrastrada moral de mi compañero de curro cuando pierde al mús contra mi. Que se parece al del chiste el tío...
_ Vaya como me gusta jugar al mús y perder.
_ Y ganar?
_ Joder! Ganar tiene que ser la ostia.
Uno de mis desayunos sencillos mas habituales antes de ponerme en marcha suele ser: café con leche grande o en vaso con tres azucarillos, soy un maniático con el azucar, acompañado de un bollo o cruasán o tostada con mantequilla,... eso de principal. Luego siempre remató con un café solo con dos azucarillos, en realidad soy un maniático del café también,... un orujito por eso que dicen que es digestivo y un purito. No digo la marca para no hacer publicidad gratuita.
Si el tiempo y la temperatura acompaña, una terracita es el escenario que mas me gusta. Terracita o mesas al aire libre.
Pero como a mi en el Camino me encanta ver amanecer y me creo eso de que " a quien madruga Dios le ayuda", en muchas ocasiones me quedo sin desayuno por ser demasiado temprano para que haya nada abierto,... y así suelo ir por el Camino, como alma en pena sin mi dosis de cafeína en sangre y con la barriga de maniobras orquestales después de intentar acallarla con una ración cutre de avellanas...
... Así que cuando llego al primer pueblo despierto después de diez, doce o quince kilómetros a eso de entre las diez y las once, me espera un desayuno campeón que digo yo,... como en Undués de Lerma a donde llegué con ánimo de venganza total, y no era para menos, ya que había salido a palo seco de Ruesta y acometí una subida majilla de esas que gastas energía aeróbica o algo y te dejan con medio pájara,... y con un hambre de lobo.
Mientras mis acompañantes pedían cafés con leche, cortaditos descafeinados, un capuchino con sacarina por ahí, tocate los huevos,.. yo ataqué sin piedad,... y comencé a pedir:
Dos huevos fritos, sin moco y sin churruscar, uno es un maniático y no puede con el moco del huevo, se me queda atascado en la garganta, me dan escalofríos y no puedo respirar,... joder! que repelús me da, es que no puedo con el moco, osea, me da yuyu total,... en el albergue de Monreal me hicieron unos así y casi monto un espectáculo involuntario,... todo por no dar el coñazo y que me los hicieran mas, y por lo del peregrino que agradece y eso también,.. bueno que ya vale con tanto moco. Los huevos acompañados de pan,... unas raciones de chorizo cocido, un bocata de jamón y queso, unos pimientos verdes txikis, que acompañé con unas anchoas en lata que llevaba en la mochi y.... una botella de vino. Ole!... De postre un magnun "doble chocolate" y final feliz con un café solo doble.
Los peregrino-deportistas que llegaron justo en el momento del delito y me pillaron con las manos en la masa, flipaban a colores,... dándose codazos.
_ Mira, mira, el vasco de las ampollas como le da.
_ Pero Bolitx, como te pones así y encima con vino, a las diez de la mañana?
Y yo en plan cabrón,... _ prueba, prueba. Les decía mientras les pasaba una rebanada de pan con chorizo por las narices y me echaba un buen trago de tinto.
El primero que cedió y dio el primer paso con las orejas gachas pero sin perder la dignidad fue el madrileño, haciéndose un pincho de chorizo de mi plato, para probar, ya sabes,... después, uno a uno fue cayendo el resto, como pelotillas,... todos empezaron a picotear por aquí y por allá, se calentaron y empezaron a pedir chorizos y jamones y... botellas de vino a mansalva.
Encima era el cumpleaños de una, Maribel, y nos dijo que nos pagaba el vino a modo de invitación,... si va a ser verdad, que Santi provee y se pega un detalle de vez en cuando...
Allí los deje y me puse camino de Sangüesa a rematar la jornada con un modorrón del quince.