Si tuviera que resumir este Camino en un relato sería sin duda con este...
Ha pasado largo tiempo y aunque tengo recuerdos ya difusos de aquel día, de vez en cuando retorna a mi memoria gratamente en forma de secuencias. Es curioso, pero no me ocurrió nada llamativo ni espectacular, nada asombroso,... nada de lo que se pueda sacar una emocionante historia,... sin embargo para mi aquella jornada fue como el punto de inflexión.
Por aquel entonces, había decidido irme a hacer el Camino de Santiago en bicicleta..., no había oido nada sobre el, ni tenia ningún motivo concreto,... simplemente, un buen día en Roncesvalles, viendo pasar unos peregrinos se me ocurrió la idea,... me dije que tenía que estar bien,... por hacer algo diferente.
La experiencia me gustó desde el primer momento, nada mas empezar,... sin embargo aquel día fue diferente,... fue la jornada que descubrí el Camino..., en el tramo que comprende desde Burgos a Castrojeriz.
Salimos de Burgos, muy temprano y todavía sin luz diurna, mi acompañante y yo. Hacia frío, estaba despejado y el amanecer fue precioso. Recuerdo que en un pueblo, no se si seria Tardajos u Hornillos, una hospitalera brasileña nos preparó un desayuno en un albergue: café y tostadas con mantequilla,... no quiero extenderme, pero nunca he visto a nadie mas alegre que aquella mujer en mi vida,... cuando reanudamos la marcha, me dío un abrazo de despedida que me quedé a cuadros,... y me contagío su optimismo irremediable,... por lo menos así lo sentí entonces.
En otra parte indeterminada, que no se situar y que había una fuente, una niña que se encontraba haciendo pulseras, me regaló una,... las vendía por un euro,... pero a mi me la regaló... El detalle que tuvo me impacto.
También recuerdo un rebaño enorme,... pero enorme, de ovejas,... y un burro negro en medio,... en la mitad del Camino,...después nos tropezamos con el pastor que nos invito a un trago de vino de la bota,... que rico estaba y que bien entraba.
Pero lo que realmente me fascinó fue lo que me pasó entre Hornillos y Hontanas...
Se me hace imposible describirlo,... pero fue como un sueño,... iba por el Camino, no recuerdo que hubiese nada especial por allí salvo inmensos campos de trigo y la propia senda,... pero sentí una brisa a favor desde atrás,... noté como un aire que me relajaba,... el silencio era total, no se oía absolutamente nada,... solo el movimiento de la hierba que se mecía, como una melodía tranquilizante,... luego el paraje,... quizá no era bonito, pero era grandioso,... una tierra infinita,... nada mas.
El conjunto de sensaciones que me sobrevinieron son indescriptibles, solo puedo decir que me producían escalofríos y se me erizaba el bello de todo el cuerpo, no recuerdo haberme sentido tan inexplicablemente bien,... tan ligero en mi vida. No pare en ningún momento,... simplemente me dejé llevar, sencillamente levité y floté..., y de repente, sin darme cuenta: apareció Hontanas,... mimetizado con el paisaje,... como por arte de magia...
Lo que digo no se acerca a lo sentido, pero en ese momento el Camino me marcó, me tocó con el dedo,... diría que se me mostró,... y me dijo: soy así.
Y por eso, aquel día me enamoré perdidamente del Camino.