Dejamos la llave a la bibliotecaria, que se extraña de que anduviésemos tan tarde. Nos ponemos en marcha por el camino marcado, 35 km prácticamente en descenso hasta Orense: una gozada. La entrada en Orense es un poco fea, pero hay un pueblo pegado bastante bonito. Al ir acercándonos al centro por la carretera, vemos una pulpeira y nos quedamos a probar el pulpo en la terraza del bar que esta al lado. Llevamos un tocata de huevos antológico.
07 de abril, Miercoles. Xunqueira de Ambía - Cea, 53 km.
Nos levantamos sin prisa y desayunamos tranquilamente, lo que habíamos pillado el día anterior. Callejeamos un poco por Orense. Primero vamos al albergue a que nos sellen, esta de hospitalero un donostiarra al que le pillamos comiendo. El albergue tiene una pinta excelente, como para quedarse. Y esta vacio, esta ruta es increíble, mientras por el francés rondan el medio millar de peregrinos diarios, por esta no hemos visto a mas de 15 en 5 días.
Bajamos a la catedral, la plaza mayor, la parte vieja y las burgas (la fuente por donde sale el agua a mas de 60°).
Aquí conocemos a Jose Luis (creo), un grillado que se pone a hablarnos de Orense y su historia y de todo un poco. A algunos no hace falta darles cuerda para que nos cuente su película. Nos indica donde esta el puente romano y nos vamos acercando hacia allí.
Justo antes de llegar al puente coincidimos con los dos peregrinos en bici que iniciaron el camino en La Gudiña, son gallegos de pura cepa, dan la impresión de que no terminan de situarse, habían pasado la noche en Vilar de barrio.
Al lado del puente paramos en un bar a tomar algo. El camino se bifurca y pillamos la opción de Amoeiro. Después de salir de Orense comienza una subida de cagarse por las patas, unos 4 km con el plato pequeño y el piñón grande.
Llegamos arriba con los riñones a punto de reventar. Una vez en el puerto o lo que sea seguimos unos kilómetros y paramos en una especie de prado a las afueras de un pueblo a descansar y a comer naranjas y frutos secos.
Seguimos el camino, es mas llevadero de lo que pensaba y nos queda poco para Cea.
3 km antes de llegar paramos en un bar cantina donde nos ponen el sello y seguimos hasta el final de la etapa.
El albergue, que por fuera es el uno de los mas bonitos que he visto nunca, de piedra y con un patio y un horreo, esta impecable y medio lleno de peregrinos. Parece ser que mucha gente empezaba de Orense.
En el albergue nos sella un hospitalero curioso, con sombrero cordobés y entrañable aire de capo gitano. Al rato llegan los gallegos en bici, también hay otro par de ciclistas, varios andando. También aparece un malagueño andando, Daniel, que era la primera vez que hacia algo parecido.
En el piso de las literas conocemos a Mikel, un pilgrim de Eibar que venia de Sevilla y estaba de mala ostia con tanta gente. Nos contó lo que había sufrido por Andalucía y Extremadura y también que se iba a despertar el primero y que iba a hacer mogollón de ruido para joder a tanto turista de fin de semana.
Al rato aparece Raimundo de Almería, a quien conocí en Cáceres haciendo la vía de la plata en verano. Con el había quedado por el camino, salió de Zamora un día después de nosotros y por fin nos daba alcance.
Teníamos pensado cocinar algo en el albergue, pero con tanta gente nos daba para atrás, así que vamos al Olegario a encargar la cena, recomendados por el hospitalero. Y menuda cena. A las 21:30 nos sentamos a la mesa José, Daniel, Pe y yo. Cenamos de putísima madre sopa de primero, carne guisada de segundo, de postre queso tetilla con membrillo y vino. Y orujo, claro. La señora de la casa cocinaba mejor que Arguiñano. La sobremesa estuvo bien y el almerias no contaba gran cosa.
Nos retiramos al albergue y cuando nos estábamos durmiendo aparece un tipo curioso, venga a hablar, parecía que iba con unos cuantos pero estaba solo y hablaba para todo el albergue, que si se iba a duchar , que si había unas bicis fuera sin candar, que si Fransua Miteguiand, que si las mujeres a Irak, que si tal, que si cual. Cuando termina la sesión rajadora, se tumba y al minuto estaba roncando como un oso. Pe enseguida le apodo como Farrukito. era de Granada y andaluz de pura cepa. Por lo visto venia de Santiago e iba dirección Sevilla por la vía de la plata. En bici de carretera y con mochila.
Menudo elemento.