En el albergue de Logroño he hecho parada en tres ocasiones,... parada pero no fonda,... la primera en el 2001 con mi bici Bolitx simplemente a sellar.
La segunda en el 2004 con intención de dormir, pero al tener un horario tan severo y francés de cierre, me ví obligado mas que decidido a buscar alojamiento alternativo y disfrutar sin prisas de la calle Laurel,... de su agua mineral y famosos canapés de verduras cocidas al vapor y sin sal.
Torres del Río-Navarrete. 34 km.
Y la tercera en el 2005 en pleno calorazo de mediodia, todavía sin saber si continuar hasta (como luego así confirmaron las circunstancias...) , ¿como era que no me acuerdo?,... tiene delito, lo sé,... ah! si!... Navarrete.
... Así que el albergue de Logroño no lo conozco, en el 2004 quise asomarme a echar un ojo, pero la sargento francesa no me permitió chafardear si no estaba dispuesto a hacer de Lunni con modorra en su albergue,... _ no pegmitido si no utilizag albeggue.
Solo sé que tiene piscina,... es pequeña, eso si,... de miniatura,... pero por lo menos cuando llegamos allí el txikitin, un peregrino de once años, y yo no tuvimos ninguna duda de que lo era,... a pesar de la mirada de soslayo de su padre.
La piscina se encuentra en mita del porche, un cuadrado de un metro y medio de lado, enmarcado y enlosado con baldosas de marmol blanco, tiene un pequeño, modosito, puro e inocente pitorrito de donde brota un cristalino, inofensivo y regocijante chorrito de agua que alcanza un par de palmos de altura.
El txikitin y yo nada mas verla, nos descalzamos apresuradamente y lanzando las botas, los bordones, las mochilas y los niquis lejos, nos acoplamos sentados en la repisa uno frente al otro con los pies a remojo en la fresquita agua....
El placer era inmenso y durante unos minutos nos relajamos casi extasiados y muy tranquilos descansando de tanto polvo de duro Camino,... pero la carne es débil, el calor apretaba y el inofensivo chorrito allí en medio parecía contonearse provocadoramente,... tentandonos como un pequeño demonio que te come la oreja... Dios sabe que fue inevitable, nadie en nuestra situacion podria haberse resisitido y mantenido firme ante manzana paradisiaca tan preciada,... la manzanita me hablaba:..._ Comemé,... dame un mordisquito,... verás que rica estoy, no te arrepentiras....
Yo luche épicamente y con orgullo guerrero contra el chorrito, la manzanita, el calor, el pequeño demonio hijoputa y logré controlar la situación,.... había vencido,... mi cabeza habia superado la prueba y se había negado en redondo. Habia vencido, me había mantenido erguido, era un hombre invencible e inmune al pecado...
Sin embargo, de repente, incomprensiblemente y como si tuviera voluntad propia, mi pierna se levanto lentamente del pozo cuadrado,... mi dedo gordo en voladizo se acercó al chorrito y se poso en él suavemente.
El inofensivo y encantador chorrito se convirtió en una potente manguera a presión que ni la del parque de bomberos de Logroño:
En cinco segundos el txikitin parecía salido de la lavadora.
... El se vengó y me respondío de la misma manera,... pero mojó sin querer a un guiri que estaba a mi lado que se lo tomó a mal y este no tuvo mejor idea que imitarnos y repetir la chorrada. El guiri fué tan torpe que no solo nos mojo al txikitin y a mi, sino que tambien empapó a una sevillana y a otra peregrina que creo que era monja,....estas se lo tomaron fatal, el clero ya se sabe, y cargaron con gritos, metiendose en el pozo directamente y echando agua a todo bicho viviente. La cadena prosiguió...
Nuestra travesura inocente fué aumentando hasta convertirse en un auténtico motín carcelario,... sintiendonos culpables y viendo el panorama, decidimos escabullirnos furtivamente de allí.
Camino de Laurel, el formal padre de la criatura nos pegaba la bronca diciendonos que eramos unos brutos maleducados (aunque la verdad es que era por puta envidia) mientras el txikitin y yo avergonzados y con mucho remordimiento de conciencia nos mirabamos de reojo,... allí adelante, se veía una fuente.
En fin, despues de tanto estres, no hace falta decir que elegimos la calma de Navarrete...