Hace algún tiempo ya que leí "El pilgrinillo y la compostelana" y al contrario que a todo kiski, a mi me encantó,... quedé tan maravillado y subyugado que decidí vivir por mi mismo dicha seductora y fascinante experiencia... Yo también tendría mi propio viaje iniciático en busca de mi espada, que además quería que fuese una canana, no sé como se dice,... una canatarra de esas japonesas que mola mas, y corta mejor que la cimitarra.
... Para garantizar resultados contraté por internet un gran maestre oriental, mandarín pero tirando a salavario. Un monje samurai de raza enana campeón de sumo en categoría pulga que se parecía a Owiguang Queteví y que sería mi honorable maestro iniciático. La verdad es que en esgrima andaba un poco pez y me vendría bien la espada y placticar con ella.
-Hola espada, ¿eles oliunda de Tokio? ¿Tienes nomble? ¿Qué eles niño o niña?...
Chiflús Lucho Lí, apodado también "El Colibrí de Suan", como buen maestro resultó ser exigente, y porque no decirlo: pelín cabroncente también. Pues yo por pura lógica, estaba convencido de que mi espada debía encontrarse escondida en las inmediaciones de la Cruz de Hierro, que por cierto, hierro lo que se dice hierro, la puntita nada mas,... y entonces para simplificar, le dije de empezar en Rabanal...
...Pero mi maestro me contestó con la serenidad, la sabiduría y la calma que otorgan la madre Naturaleza, la tía Tierra y la suegra Luna:
-La espada no es el fin, sino un ploceso, y debes complendel que cuando la consigas no solo ya no te halá falta, sino que además en lealidad no ela una espada sino una celbatana. Comenzalemos de Sain Jean de Pied de Polt como he visto esclito en las estlellas... He dicho y no digo mas al lespecto.
Yo la verdad es que pensé para mis adentros, "joder con el amarillo chillón la gilipollez mas gilipollas la que acaba de soltar",... pero Owiguang Chiflús parecía muy seguro y mi misión era obedecer las enseñanzas de mi maestro para así iniciarme completamente desde el iniciático iniciador inicio por antonomasia...
Ya en la primera noche de viaje comenzaron los ejercicios. Exactamente a las tres de la madrugada. Nada mas y nada menos, ni quito ni pongo. Así es, me encontraba durmiendo en el albergue de Orisson, cuando Owiguang Queteví apareció con su gong de viaje y lo golpeó a dos centímetros de mi oreja en el momento en que me encontraba mas tieso que el oso yogui en el mes de enero en plena fase RAM a la hora de la siesta en su caverna del parque de Yelowstone.
- ¡¡¡¡¡¡¡¡¡GGGGGGGONGGGGGGGGG!!!!!!!!!!!
-Mi quelido alumno, sel la hola de los ejelcicios espilituales.
... Francamente, en aquel momento le habría pillado del pescuezo al gremlins pelado ese y lo habría arrojado por el barranco que hay delante con gong y todo, pero enseguida me contuve por prudencia pues estos maestros canarros suelen ser medio karatekas y quien sabe si no te hacen un osoto gari patada "kung Fu" que te deja mirando para Cuenca antes de que farfulles lo de esta boca es mía.
A tientas, pues era noche cerrada, buscamos el enclave propicio, con suficiente magnetismo, gastlonómico me dijo en vez de astlonómico, confundiendo los fogones cocineros con el firmamento del universo y acongojándome un pelín de paso. Y añadió con una certeza visionaria pasmosa…
-Aquí, con Satulno y la osa mayol en conjunción mientlas caplicolnio se tila a Sagitalio como a una pela pol detlás... La magnética luz de Venus nos acompañalá. ¿La ves?...
... Miré a donde señalaba,... una niebla del copón, y flipando...
- Pero si eso es la farola del albergue.
- Mi quelido alumno, tu no tenel que milal con los ojos sino desde tu inteliol...
... Y colocándome al borde de un precipicio, añadió que para comenzar debía convertirme en una semilla. Jodete y baila... Y ahí me ves, encogiéndome con mis 85 kilos de masa, haciéndome una bola en mi mismo a lo armadillo e intentando ser, jodete y baila otra vez,... una semilla.
Y así me tuvo mas de una hora, diciéndome que me encogiera mas y mas y mas. Y yo ahí plegando el abdominal oblicuo contra el omoplato maxilar, encajando el cogote entre la tibia y el peroné y mordiéndome el codo derecho para ser una simiente de cereal microbiótico. Y el pedazo de cabrón preguntándome si sentía las contracciones…
... Y después, cuando ya no podía moverme de lo encajado en mi mismo que me hallaba, hasta tal punto que en realidad era imposible hallarme,... con tres contracturas, siete tendinitis, un gemelo subido hasta el bolo, cinco tirones musculares, una torticolis emparejada a la entrepierna y un retorcijón en el cerebelo occipital, con el “probe” estreptococo positivo desvaneciéndoseles todos los leucocitos y los placeolos presa del pesimismo mas recóndito, tuve que comenzar a germinar (para conseguir los frutos me dijo),... a expandirme, a convertirme en planta y a florecer igual que un "Chrisantemus cipoterum"...
... Y ahí que me fui estirando, lento,... m u y l e n t o,.... leeeeen tiiiiii siiiii mooooo,… co mo ha ci en do TA I CHI... Y entonces fui notando el Karma y la manthra,… y la colchra y la sabrana, fluyendo juntos, y la energía magnética y la fuerza me acompañó hasta el nirvana mientras mi ying y mi yang llegaban a tal nivel de compenetración que se fundieron en un gran, terrorifico y enardecido yong que me precipitó definitivamente a la eternidad de lo etereo, convertido ya en un elemento mayormente ortopédico intercoaxial relativo estratosférico... Y yo ya imparable, ya me estiré toda (femenino, pues ya había culminado con éxito la mutación y era una planta herbórea), totalmente...
... Y entonces, me dijo mi maestro...
-Y ahola, mi quelido alumno, sin apoyalte en el suelo.
Y yo todo concentrado y emocionado seguí sus instrucciones sin tener en cuenta que me suspendía al borde del precipicio, y me solté del suelo,... y entonces...
... Se quebró todo, todo, todo,… todito, todo. Hasta la espada.
... Recobré el conocimiento varias horas mas tarde en el hospital de Pamplona vendado de pies a cabeza, mientras en Roncesvalles, justo en el mismo momento, Owigang Queteví se reencontraba con su espada, que la tenía perdida y la había recuperado, y se disponía a clavársela de lleno a una peregrina brasileira.