El camino del norte no es como el frances, me ha resultado mas duro. Y en el, he llorado. Sin ningún motivo,... o quizás, con todos los motivos.
No por la dureza de su trazado, ni por sus carencias, ...sino por su soledad.
La soledad del camino se ha sumado a la mia, fundiendose en una. La he sentido presente constantemente. Cada minuto. Como un rumor que podia escuchar,... a veces imperceptible, a veces intenso.
He pasado por momentos malos. Bajos... Me sorprendian cuando estaba descansando, inmerso en mis pensaminetos. La soledad se hacia insoportable y se tornaba doloroso vacío. Un vacío en el que me cuestionaba el sentido de hacer el camino, poniendo en tela de juicio mi motivación, haciendo que mi voluntad flaqueara. Y entonces pensaba en dejarlo, en tirar la toalla, ...en retirarme.
Despues, se me pasaba poco a poco, Algo me empujaba desde dentro, conseguía levantarme, lograba continuar y solo pensaba en seguir y seguir, hasta caer exhausto.
Con el paso de los años, acaparo experiencia, pero abandono ilusiones. Ideales que creia irrefutables pierden valor y se esfuman como humo.
Por eso, en esos estupidos cuestionarios que te hacen rellenar en los albergues, siempre pongo que mi motivo es espiritual. Porque en el camino, aunque no sabría decir de que se trata, busco algo que me llene.
De todos mis caminos he aprendido...
En este, he descubierto que los momentos dificiles, del camino y de la vida, se superan mejor si te queda algo en lo que creer.
... Y a continuación, algunas sensaciones que escribí hace algún tiempo.