Planteamiento inicial mediante pregunta tonta.
¿Hay algo mas incordiante, enrevesado, exasperante y coñazo, a parte de un abrefacil de tetrabrick, que los bolsillos de una mochila?
-¡NOOOOOO!
...¿Te digo donde llevo yo los bolsillos?... En los pantalones, hijo mío, en los pantalones…. Pero madre mía de mi madre que cruz.
Estoy convencido de que los bolsillos de las mochis deben ser una idea con el fin de putear, joder la marrana, amargar y dar por el fly creada por algún clérigo torturador en los tiempos mas perversos de la inquisición para que la peregrinación a Santiago sea verdaderamente "pietatis causa”,… o argo. Y voy a demostrarlo a continuación con situaciones reales como la vida misma, cuando esta es camino y viceversa. Porque como todos sabemos la vida no es mas que un camino, y un camino sin vida, pues mayormente es porque está palmera, quicir muerto.
Por ejemplo, tu metes a primera hora de la madrugada (la culpa la tiene el francés que te ha despertado, eso sí muy educadamente y diciéndote "Bonyur") la barrita de protección solar en el bolsillito inferior de la izquierda, y a las doce del mediodía cuando te hace falta, aparece apachurrada en el bolsillito camuflado trasero de arriba a la derecha después de registrar, palpar, comprobar, recomprobar, repasar una y otra vez cada bolsillo, compartimento y recoveco inverosímil hasta tener que vaciar la mochi enterita...
-Te juro que la había metido abajo.
-A ver, que no hace falta que me lo jures, que yo te creo, que los objetos dentro de los bolsillos de la mochila sufren el curioso fenómeno del “reposicionamiento sigiloso” que se dice -Te doy la razón mientras te paso mi barrita sin quitarme la mochila, que la llevo en mi bolsillo derecho de mi pantalón Quehua de 10 mauros, y seis bolsillos a mano bien puestos.
... Y si algo es mas pequeño que una barrita labial, simplemente la guardes donde la guardes, date por jodido. Ya puedes remover Roma con Santiago, que si, temerariamente, te has atrevido a hacerlo en Pamplona, no volverá a aparecer hasta León.
Y que te voy a contar del bolsillito monedero guay. Ese si que es murga…Eso sí, ese para lo que sirve es para ahorrar… Mira ¿ves? Todo tiene su lado positivo... No pagas una ronda ni de coña. Ya puedes rascar profundo que para cuando saques la moneda de euro, el peregrino brasileiro que acabas de conocer y que hacía el camino sin pasta, se encuentra tan aburrido y mosca, tan con los cojoncillos a punto de nieve por la caló, que ya te ha pagado el pincho, el “cosechero” y una cama arriba, que también es hostal y tiene servicio de taxi para mañana a las 9:00 para que te enteres...
Así que si quieres pagarte algo en Santo Domingo ya puedes empezar a escarbar en Nájera,… y la contractura en el índice no te la quita nadie,... y finalmente además, esa es otra, cuando lo logras, con la calderilla que desparramas en la barra, aparecen los putos tapones para los oídos que no encontraste ayer a la noche, cuando empezaba a roncarte en toda la oreja, con sistema “surround prulonyer” incluido, el oso cavernario que te había tocado al lado,... ¡¡¡pero si estos los tenía en el lateral de la capucha dentro del neceser y junto con los imperdibles que acabo de perder!!!...
…Cosa triste, sí. Hasta los imperdibles se pierden en los bolsillos de las mochilas. El colmo de un imperdible será perderse, pero si es en el bolsillo de una mochila es lo normal. Dalos por perdidos… Pobres imperdibles echados a perder.
Así que ya lo sabes, peregrino que te lanzas al Camino…
…¡Bolsillos en la mochila NO!