Cuarto día de Camino,... salí de Santa Cruz de la Seros lleno de ánimo e ilusión, caminando pletórico, con mucho estilo y más soltura,... a lo John Travolta,... akachuuuuu! herriko plaiannnn!..... ololoi ololoi... uuh uuh uuuuuh!...
…Diez minutos más tarde parecía Chiquito de la Calzada:
-Jolll!!,... Comorll!! condemorninau!!..... finstro de pregrinolr!! - eran las ampollas.
Recorrí un tramo de sendero, yo que sé cómo era, abrupto por decir algo, y pedregoso. Y fui variando el estilo de andar hasta terminar en una mezcla de top model en pasarela Cibeles y pingüino con aletas patizambo, algo estrafalario. El bordón y un palo que me acompañaba desde Somport me eran imprescindibles. Desemboqué en la carretera y me arrastré por el arcén a la vez que soltaba improperios en voz alta. Las ampollas me estaban matando. Cuando me rebasaron dos peregrinas culonas que caminaban con mucho desparpajo, terminé de hundirme en la miseria. Arrastrado finalmente llegué a Santa Cilia de Jaca.
Santa Cruz de la Serós-Arrés. 20 km.
Nada mas llegar al albergue me descalce, me empape los pies de betadine y los mantuve aireando una hora. La hospitalera me recomendó compeds y me ofreció una cajita que luego me cobro 5 euros,... ocho tiritas, cinco euros, tocate los huevos. Un valenciano que iba a Arres, pero que le daba pereza, me dejó alcohol de romero y me lo eché a chorro,... casi me pongo a cantar una de rancheras del colocón. Decidí seguir. Me forré los pies con esparadrapo galeno, enmomiados los dejé. Me puse tres compeds y me embadurne de vaselina,... la siniestra operación me llevo media hora. Me puse en pie, di tres pasos y.... el dolor era insoportable. Me quite todo el galeno y dejé dos compeds puestos. El otro, que mariconazo, se me había despegado.
Cuatro o cinco kilómetros mas adelante cruzaba el puente que te desvía a Puente la Reina de Jaca con una conclusión: no podía seguir así, tenía que hacer algo. Fui a la farmacia para que me diera unos compeds grandes
Lo había probado todo. Mi única esperanza era algo que dicen que nunca se debe hacer: cambiar de calzado. Mire al futuro, pueblos semiabandonados y desierto. Próximo pueblo civilizado: Sanguesa, a dos días. Ni de coña. Mire al pasado, Jaca a 20 km.
Pregunté por el autobús, solo debía pasar uno a las 18:30,... faltaban tres horas. Me comí un bocata cutre en un bar y me eché un café. Fue en ese momento cuando, casualidades de la vida, me encontré con uno de mis jefes. Le insinué si iba para Jaca y me dijo que no,... le explique mi situación procurando inspirarle mucha lástima,... pero no lo pillo..., que le vamos a hacer, no soy vengativo,... pero otra vez se va a quedar a meter horas tu puta madre.
Me fui a hacer auto stop al par de la gasolinera. No me paraba nadie y entonces caí en la cuenta. Era por mis pintas. Estaba hecho un autentico piltrafilla: sudado, un niqui gris descolorido y acartonado, la cara curtida por el sol, la nariz blanca de protección 60 que me debía dar un aire de payaso, los pantalones cortos polvorientos, sin depilar, barba cutre de cinco días, mochilero... pensé -ni yo mismo me pararía si me viese.
Me cambié de niqui y me puse uno clarito y limpio, pero que estaba más arrugado que un elefante centenario después de pasarse tres horas a remojo. Me pasé la palma de la mano por el pecho a modo de plancha y lo único que conseguí fue mancharlo con betadine. Que desastre. El gasolinero además empezaba a mirarme torvamente, de soslayo, como si le estuviera espantando la clientela,....
Así que incomodo, me alejé de allí, y me acerqué a la parada del autobús que se encontraba al lado de un bar cerrado, a esperar estoica pero impacientemente. Allí me volví a encontrar con el valenciano y le conté la película y mis intenciones. Se despidió deseándome suerte. El estaba encantado con sus botas de la mili.
... Paró una pareja en coche, por lo visto pensaban comprar agua en el bar. Y yo aproveché para preguntarles si se dirigían a Jaca. Mientras el pavo dudaba y pensaba la excusa para escaquearse y darme puerta, yo ya me había acoplado en el asiento trasero con mochila bordón y toda la pesca, y ya me había abrochado el cinturón de seguridad. Hay que andar más vivo, chavalín.
La pareja estaba enfadada y no se hablaba, y encima llevaban el radiocasete jodido. El silencio se podía cortar. Creo que un viaje a Madrid en un Panda con nevada y ventisca y con Jordi Dance de copiloto se me habría hecho más corto...
Ya en Jaca, bajé del coche buscando ansioso una tienda de deporte y entré a la primera que se me cruzó. Me sacaron quince pares de zapatillas, Y yo probaba y desechaba. Esta no, esta tampoco, si pero no,...tampoco… Pisaba, andaba, probaba,... me dolía, fuera. Me probé por fin unas que me convencieron. Con ellas parecía que no llevaba ampollas; pero joder, eran horrendas. De colores amarillo, naranja y rosa, en fluorescente todos ellos. El que las diseñó debía de ser daltónico. No podía ir con aquello. No se podía tomar en serio a un peregrino con aquello...
Me fui a otra tienda y me probé otras tantas,... di con unas que me convencieron,... y me las llevé puestas. Mis viejas “columbias”, que me daba pena traicionarlas, colgando de la mochila.
Ahora tocaba volver a Puente la Reina de Jaca. Me daba repelús volver encontrarme en Jaca dos días mas tarde de haberlo atravesado y quería largarme a toda leche de allí..¿Pero cómo? Pues en taxi. Me fui raudo a la parada,... por el camino me pille dos “acuarius” que entre los nervios y la solanera me estaba deshidratando vivo.
El taxista monotemáticamente rajaba hasta por los codos: coches y motores. Yo ni zorra idea asentía a todo. Quería llegar cuanto antes e íbamos pisando huevos casi como “en el coche de papa que tengo una auto feo”. Así que le dejé caer maliciosamente -oye, los taxistas no os saltáis las señales de velocidad, a rajatabla ¿eh?...
… El tío se pico como un condón de pela. Se convirtió en un hibrido entre Carlos Sainz y Fernando Alonso. El “acuarius” que reposaba en el salpicadero voló por los aires. Curva a la izquierda treinta grados, arrrrassssss... En un boleo volvía a situarme en Puente la Reina de Jaca. Le pagué y cerré la puerta del coche.
... Ya era tarde, me ajuste la mochila, agarre el bordón con mano firme y caminé destino a Arres. Ese tramo me encantó, pero las ampollas me seguían jodiendo exactamente igual que antes. Todo el trajín no había servido de nada.
Llegué a Arres y ya me conocía todo el mundo - ¿que tal vienes, Bolitx? Ya está aquí el vasco de las ampollas,... yo flipando. El valenciano había puesto al corriente a todo el albergue, como Karmele Marchante en "A tu lado" al país. El hospitalero me trajo un vaso de agua con hielos. Todos se pusieron a darme consejos sobre ampollas. Cada uno decía una cosa diferente, que se podía haber escrito un libro: Mil y un trucos para ampollas de pies de nenaza… Un maño muy simpático, que llevaba allí desde las doce del mediodía duchado, acicalado, limpito, fresquito y con la siesta hecha, me dijo que lo mejor era cortar,...- eso lo mejor es amputar, hombre.
-Ole que grasia y que arte.
Cené, departí con los demás peregrinos, y caída la noche me fui a dormir. Eel albergue estaba lleno y me tocó instalarme en el viejo horno de piedra. Me asomé y comprobé que no había medio metro cuadrado libre en toda la estancia. Todo ocupado, el suelo enmoquetado con sacos. Casi todos los peregrinos acostados ya como los lunnis. Lo único que quedaba libre era un pedazo de especie de repisa de sesenta centímetros de ancho por uno veinte de largo,... me pillé unas viejas mantas polvorientas y me hice un colchón con ellas.
Estaba agotado. Me acosté. La pared que tenia a un palmo de mi cara era roca natural, colgué la riñonera de un saliente. No podía estirar las piernas porque le daba en la cabeza al valenciano. Me puse de lado hecho un ovillo, me abrace a mi mochila para que no se cayese, note algo duro en el pecho, era la vieira de peregrino. Creo que no podría cambiar de postura en toda la noche si no quería caerme. La riñonera se desprendió cayendo encima de mi cara. Soplé para quitármela de encima, pero evidentemente no se movió. Tenía las manos ocupadas sujetando la mochila… Bueno, tampoco era tan incomodo.
El valenciano roncaba a pierna suelta. Al maño se le habían escurrido los auriculares de los oídos y sonaba "Scorpions" casi como si hubiera alta voces. De repente escuche como un redoble de tambor, la tierra tembló los pelos como escarpias…
¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡PRRRRROOOOUUUUMMMP PROM PROM POOOOOOOOOOOM!!!!!!!!!
... Cuando vi al inglés levantarse a abrir la ventana, saqué la conclusión de que el pavoroso estruendo había sido cosa de su mujer, una oronda señora de 120 kg. que parecía un troll de las cavernas. Menos mal,... solo faltaba que se desmoronara el albergue.
ZZZZZZ