"El Camino está precioso, y para mi solo. Casi todo está cerrado. El albergue de Cebreiro cerrado, el encanto de la señora Remedios cerrado, los bares cerrados a cal y canto, los gallegos cerrados, las aldeas desiertas; Portomarín entero cerrado, el cielo está cerrado. No hay peregrinos (he visto cuatro desde Ponferrada), no hay hospitaleros ni hay turistas. El Valcarce baja desbordado, en San Xil brota el agua por los recovecos y el verde gallego brilla. Camino y reviento cada hora y media por culpa de mis pies de nenaza, pero a eso he venido: a caminar y a reventar:
Invernal Ponferrada; en Trabadelo mas solo que la una con la puerta sin llave atrancada con el bordón roscado del gran águila; Fonfría en un recinto con literas donde se habría mantenido sin derretirse un mágnum doble de chocolate; Barbadelo silencioso; lujo de donativo en Gonzar donde dormí en “gayuflos” por el exceso de calefacción; y hoy desde Melide, con un poco de bajón, tiraré solo hasta Arzúa."